miércoles, 14 de septiembre de 2011

El origen de los Titiriteros del Dolor

La historia de los Titiriteros del dolor empieza mucho antes de la formación de la propia hermandad, antes de la gran caída y del nacimiento de la sedienta. Alrededor del milenio 29 un joven e inteligente eldar, seducido por los cultos del dolor decide afincarse de manera perpetua a los pies de las torres negras de la alta Commorragh, las riquezas familiares le permitieron abrir un establecimiento al que llamaría Lil Streeatul, un establecimiento de vicio en el que cultos del placer y del dolor daban rienda suelta a sus más depravados instintos con todas las facilidades que el joven eldar les ponía en bandeja, a cambio, nuestro joven amigo sólo reclamaba algunos de las víctimas destinadas a los espectáculos así como lo que quedaba de ellos una vez se había bajado el telón. Muy profundo en el subsuelo, bajo aquel palacio de dolor y placer, el joven eldar tenía una sala con infinidad de instrumentos de tortura y complejos sistemas cibernéticos destinados a la manipulación de los seres condenados que allí acababan y donde el joven eldar desataba sus más profundos y oscuros deseos. Así fue como emprendió el camino del hemónculo y abandonó los pocos restos que conservaba de su personalidad eldar para renacer como Mortath Zah'har, creador de sufrimiento y hemónculo por vocación.



Pese a ser un recién iniciado, no tardó en ganarse cierta reputación, su local tenía una gran afluencia y esto le reportaba grandes cantidades de especímenes con los que experimentar y adquirir nuevos conocimientos y mejorar sus habilidades. Este éxito atrajo la atención de los grandes señores de Commorragh, desafortunadamente para Mortath...en uno de esos espectáculos el hijo de un gran señor de Commorragh, perteneciente a una de las casas nobles más antiguas, la casa Nadorhuan, se vio involucrado en uno de los espectáculos y de no haber estado tan excitado por las drogas no habría dejado que los Mon-Kheigh le arrebataran su cuchillo y le rebanaran el cuello. Fue un gran espectáculo y la gradería de Lil Streeatul rugió de excitación al ver rodar la cabeza del joven noble, alentando a los improvisados torturadores... Fue un espectáculo memorable, en especial para el padre del patético noble que había muerto a manos de los Mon-Kheigh. Al finalizar el espectáculo el gran señor de Nadorhuan y su escolta personal irrumpieron en la sala de tortura donde Mortath seguía con sus magistrales clases de aprendizaje y tortura. La sala de torturas fue devastada y todo su equipo destruido, Mortath apuñalado con cada cuchillo, sierra y bisturí que había en la sala para ser bañado con ácido posteriormente. Entre el placer y el dolor llegó al éxtasis y se desvaneció con una sonrisa en el rostro, o lo que en otro tiempo lo habría sido... Milagrosamente consiguió despertar horas más tarde. Sintió el picotazo de una pequeña araña y esa pizca de dolor lo devolvió a la vida...mientras se despertaba su cerebro, veía impotente como la pequeña araña introducía los huevos de su progenie bajo la piel allí donde le había mordido, en ese momento decidió que su venganza llegaría en un río de veneno furioso y que se llevaría a toda la casa de Nadorhuan con él.

Mortath cerró el local de manera indefinida y tras recomponer su cuerpo y su cara se perdió durante siglos instruyéndose en un templo Lhamaeano, ofreciendo sus servicios como hemónculo a las amas del veneno. Pese a la fama que había conseguido por el éxito de su local, tras el baño de ácido y su posterior recomposición nadie le habría podido reconocer, por lo que no levantó sospecha alguna y pudo concluir su formación.

En el templo aprendió y refinó toda clase de venenos, el arte de destilarlos y usarlos en el refinado arte del asesinato y la conspiración, así que decidió volver a Lil Streeatul para iniciar su venganza. Comenzó por reconstruir la sala de torturas y abrió de nuevo su arena, sus pozos y sus salas del placer. Esta vez, decidido a permanecer siempre en la sombra realizando las funciones de manera clandestina, sólo los más depravados acudían al nuevo Lil Streeatul y nadie sabía quién era él y quién era el dueño del local, un atajo de esclavos y deformes atormentados realizaban todas las tareas y nadie parecía dirigirlos, además aunque vieran a Mortath había cambiado demasiado para que pudieran reconocerlo, estaba a salvo.


Todo Eldar Oscuro sabe que las venganzas y los asesinatos es mejor planearlos con la mente fría y sin dejarse llevar por las ansias de venganza y Mortath no era diferente. Poco a poco fue haciéndose con una colección de venenos impresionante, con millares de pequeñas botellitas con venenos de toda la galaxia y con muy diferentes pero dolorosos efectos...no obstante no encontraba lo que quería, quería algo especial para su venganza, y lo encontró…

Durante una noche de combates y orgías, dos alástores de cábalas menores hablaban sobre un esclavo que habían encontrado en una de sus incursiones, hablaba de unos diablos de mil patas y colmillos chorreantes que habían acabado con toda su expedición científica, Mortath sintió curiosidad y lo reclamó como pago a los divertimientos de aquella noche. El pobre esclavo sufrió días y días de agonía y dolor antes de que Mortath le hiciera una sola pregunta, el Mon-Kheigh respondió a todas las preguntas que le hizo Mortath, sobre los diablos, sus ataques y los padecimientos que sufrió su expedición, finalmente le dio las coordenadas del planeta y Mortath acabó arrancándole la vida absorbiendo hasta su última esencia vital.



El demonio en cuestión, había deducido Mortath por las explicaciones del esclavo, era una especie de araña gigante de la que nadie conocía su existencia y a la que bautizó con el nombre de Shar'Elggur Orbb. Por la información que había conseguido, dicha araña medía más de dos metros, era fuerte y con las patas peludas pero resistentes acabadas en puntas afiladas como acero, con unos colmillos de más de tres palmos de los que siempre chorreaba veneno. Dicha araña tenía un sistema de caza único en toda la galaxia...paralizaba a sus víctimas usando un bloqueo psíquico, habilidad obtenida probablemente por la cercanía del planeta al centro del antiguo imperio eldar y que se había visto bañado por las fuerzas de la disformidad. Seguramente aquella araña era una mutación de una especie anterior y por eso era única de aquel planeta y nadie conocía su existencia más que como un demonio. Al parecer, tras bloquear a la víctima mentalmente la araña impregnaba con el veneno de sus peludos colmillos a la víctima y la toxina se filtraba por la piel, descomponía su interior en una masa semi gelatinosa pero mantenía el sistema nervioso intacto, por lo que la víctima seguía consciente y sufría dolor durante todo el largo proceso. Una vez convertido todo en una masa gelatinosa con una finísima piel, el diablo negri-rojo alzaba su víctima con las patas delanteras y estiraba de los extremos para partir a la víctima por la mitad y beber todo el contenido entre sus gigantescos colmillos mientras los intensos gritos de dolor y sufrimiento se apagaban lentamente. Mortath estaba decidido, ese era el veneno que debía usar, reduciría a la casa de Nadorhuan a unos entes gelatinosos de dolor y sufrimiento hasta que el más leve arañazo rompiese su frágil cáscara y solo quedase un líquido viscoso y rojo en el suelo.

Decidido a obtener ese veneno Mortath se equipó con una espiral de sombras y un brazal de trance se dirigió, con varios atormentados a su servicio, atravesando la telaraña hacia el planeta Kirión en el sector Calixis. Tras localizar un nido de Shar'Elggurs usó a los atormentados como cebo para sacarlas de su agujero y atraerlas a la espesa jungla para poder disponer de un ejemplar al que extraer el veneno. La tarea fue más fácil de lo esperado, oculto con su espiral de sombras y con los lobotomizados atormentados obedeciendo sus ordenes rápidamente consiguió que un demonio arácnido saliera de su escondrijo y fuese matando a todos y cada uno de los atormentados, acabando en el único claro de la jungla, creado especialmente con el propósito de su captura. La Shar'Elggur sentía algo, su instinto psíquico no fallaba, pero fue incapaz de ver a Mortath gracias a su espiral de sombras hasta que fue demasiado tarde, un golpe de su brazal y el coloso quedó a merced del hemónculo, que lo miraba con avidez pensando en su cercana venganza...recogió el chorreante veneno de los colmillos de la araña y sin perder tiempo abrió un portal y desapareció de nuevo en la telaraña. Aquella muestra fue muy útil, Mortath siguió experimentando y recogiendo nuevas muestras mientras perfeccionaba el veneno, buscando la forma perfecta para llevar a cabo su venganza.

Por entonces corría ya el milenio 35, Mortath había acabado sus investigaciones y sólo tenía que encontrar una ocasión para administrar el veneno, era una venganza muy deseada y quería hacerlo personalmente. Lamentablemente las familias nobles habían aumentado su poder y su control resultaba asfixiante. Entonces un buen día un joven arconte llamado Vect visitó a Mortath, quien fue sorprendido tras oír las palabras del arconte. Vect sabía quién era él realmente, qué había estado haciendo y que pretendía hacer, Mortath no entendía como había podido conseguir toda esa información y por mucho que quisiera disimular la sorpresa ante tamaña revelación había hecho que su rostro mostrase traicionero un resquicio minúsculo de sorpresa, pero no había pasado desapercibido para el astuto arconte. Temeroso de las intenciones del arconte, Mortath reconoció la información de Vect y le preguntó a que había acudido allí y si pretendía vender dicha información a las casas nobles...nada más lejos de la realidad. Vect venía a ponerle en bandeja esa oportunidad, pretendía dar un golpe de estado y sabía que Mortath deseaba destruir la casa Nadorhuan, así que puso todos sus recursos a favor de Mortath y lo infiltró en la torre más alta de la ciudadela oscura. Una vez allí Mortath distribuyó su veneno por el sistema de respiración con una versión gaseosa del veneno de la Shar'Elggur. Cuando los hombres de Vect invadieron la torre oscura de la casa de Nadorhuan, no encontraron más que líquido rojizo y viscoso en el suelo en todas las estancias, cuando se lo comunicaron a Vect éste simplemente sonrió y envió a sus hombres a por la siguiente torre oscura.

Cumplida su venganza Mortath regresó a Lil Streeatul y siguió con sus espectáculos de placer y dolor, con sus experimentos en el subsuelo protegido en sus cámaras de tortura personales y, esta vez, manteniendo el anonimato. Sabía que Vect, recién autoproclamado Señor de Commorragh, algún día le reclamaría el favor que le brindó...La ejecución de la venganza había agotado las existencias del veneno de Shar'Elggur, por lo que Mortath decidió restituir sus existencias y fue entonces cuando algo inesperado sucedió...

Un instante después de llegar a Kirión a través de un portal, Mortath oyó unos gritos espantosos que le rejuvenecieron instantáneamente, no sabía de dónde venían pero tenían algo extrañamente familiar. Decidido a usar el sigilo ordenó a sus lacayos volver a Lil Streeatul y se aventuró sólo en la jungla protegido únicamente por su espiral de sombras. Conforme se adentraba fue encontrando restos del líquido viscoso y rojizo que tan bien conocía junto a unas máscaras de lo que habrían sido videntes Eldar, del mundo astronave de Ulthwe por los símbolos. Siguiendo su rastro pudo contar una docena, hasta que ya no quedaban más cuerpos y vio a la Shar'Elggur que los había devorado. Esta estaba tirada en el suelo mientras un pequeño bebé eldar parecía querer jugar con aquellos colmillos, ignorante de lo que iba a sucederle. Mortath sonrió por el espectáculo que se le brindaba ante sus ojos, oír gritar de dolor al consejo de videntes le había rejuvenecido enormemente y ver devorar a un eldar tan joven a manos de un depredador tan terrible le excitaba. Sin embargo esto no sucedió. El demonio roji-negro permaneció tirado en el suelo a escasa distancia, observando al infante eldar. Este estaba ataviado con ropas de vidente y con muchos símbolos que identificaban su alta alcurnia, de sus vestimentas colgaban cintas con textos sagrados bordados. Ante la calma de la araña y pasando inadvertido a los ojos del jovencísimo eldar, se acercó más para poder leer las inscripciones. Con los conocimientos que había adquirido Mortath a lo largo de siglos y los recuerdos de su vida anterior, descifró que el niño se trataba de un poderoso oráculo destinado a salvar a la raza eldar y que había sido llevado allí para recibir la bendición del dios que ríe. Esto quería decir que los videntes esperaban encontrarse con una guardia de arlequines, con un gran Arlequín seguramente y Mortath no quería encontrarse en medio de todo aquello cuando descubrieran lo sucedido. Con un golpe de su Brazal de Trance aturdió a la araña mientras recogía al infante y lo llevaba a la seguridad de Lil Streeatul, al fin y al cabo era una oportunidad única poder trabajar con un espécimen tan inusual como aquél.

El infante Eldar tardó poco en acostumbrarse a las condiciones de la telaraña y los tratamientos de Mortath ayudaron a ello. Lo primero era anular sus habilidades psíquicas ya que eso podría traerles problemas y atraer las miradas de la sedienta sobre Commorragh y ni el mismísimo Vect iba a permitir algo así. Utilizando sus avanzadas y experimentadas técnicas como hemónculo Mortath consiguió extraer las zonas del cerebro que controlaban las aptitudes psíquicas y enseñó al infante a desarrollar los vínculos con el dolor y el placer, permitiendo que se alimentara del banquete de sensaciones que era Lil Streeatul día y noche. Desde aquel día bautizó al nuevo eldar oscuro como Dalharuk d'Elamshin, hijo del destino que había escapado al mismo.


Durante años el joven Dalharuk demostró ser más avanzado que el resto de niños de su edad, era más rápido, más listo, tenía una capacidad sorprendente para predecir acontecimientos y obrar en consecuencia, Mortath tenía miedo que fuesen restos de sus habilidades psíquicas y que pudieran atraer a Slanesh, pero no fue así. El chico creció y aprendió muy bien las artes de un eldar oscuro, asistía a su padre adoptivo en sus tareas y se regocijaba igual que lo hacía su progenitor. Aunque la vida de hemónculo no le atraía sentía gran respeto y admiración por Mortath, pero sus deseos de grandeza y la idea de convertirse en un gran arconte crecían día a día.

A sus 16 años Dalharuk tenía la destreza suficiente para vencer en la arena a la hekatriz más experimentada y tenía la mente más despierta que la mayoría de Arcontes de Commorragh. Fue entonces cuando Mortath decidió que Dalharuk lo acompañase a Kirión a cosechar veneno de Shar'Elggur. Nuevamente ese día Mortath se sorprendió. Al poco de llegar al planeta una docena de demonios arácnidos les habían rodeado, nunca se habían comportado así y estaban en serio peligro. Dalharuk calmó al hemónculo, "no te preocupes" le dijo, "no nos harán daño". Al parecer pese a los intentos de Mortath de eliminar las habilidades psíquicas Dalharuk tenía un vínculo con aquellos seres, el mismo vínculo que le había salvado la vida 16 años atrás había quedado fuertemente enraizado y ni sus experimentadas habilidades habían conseguido erradicarlo. Desde aquel día Mortath no hizo ni una incursión más a Kirión. Dalharuk era capaz de tratar con aquellos terroríficos seres como si fueran sus mascotas, obtenía todo el veneno que quería y de hecho, había conseguido llevarse a dos de esos diablos a Lil Streeatul, donde guardaban el acceso a las cámaras subterráneas secretas y lo que es más sorprendente, siguiendo las órdenes de Dalharuk y sin atacar a nadie más que a los pobres esclavos que les servían de comida.




Desde ese día Mortath supo que Dalharuk estaba destinado a algo grande y que tal vez no había escapado a su destino como Eldar, pero había decidido que se enfrentaría a él como un Eladrith Ynneas, un Eldar Oscuro.










Dalharuk se había instruido bien en la conspiración y el anonimato, las artes Commorrihtas le eran bien conocidas y coincidía con Mortath que la clandestinidad era la mejor arma para triunfar en la ciudad siniestra, por ello no formarían una cábala sinó que crearían una hermandad secreta, los Titiriteros del dolor. Una hermandad que se ocultase entre las sombras y moviese los hilos de cuanto acontecía en Commorragh. Para mantener el anonimato tanto Mortath como Dalharuk adquirieron nuevos nombres por los que serían conocidos dentro de la hermandad. Dalharuk pasó a ser Veldruk d'Shel'zanen, el gran Titiritero mientras que Mortath sería conocido como Vharcan Kult'ressin, señor de la venganza.

Durante siglos la hermandad ha ido creciendo, sus miembros han sido reclutados clandestinamente y del mismo modo se han infiltrado en el resto de cábalas, cultos y cónclaves. Sólo cuando Veldruk da las órdenes visten la armadura y las insignias de los Titiriteros del dolor. Sus ataques son rápidos devastadores y no queda nada, en ocasiones un líquido viscoso de color rojizo, pero muy pocos saben qué quiere decir eso.

La hermandad de los Titiriteros del dolor ha llegado al Milenio 41 y ha estado implicada en innumerables conspiraciones y contra conspiraciones, influyendo desde la sombra en las acciones más relevantes que han sacudido a la ciudad Siniestra. Entre sus filas pueden encontrarse grandes líderes de otras cábalas, renegados y caza recompensas, que no hacen más que interpretar un papel mientras el gran titiritero mueve los hilos.







Algunos de los ejemplos más famosos en los que los Titiriteros del dolor se han visto involucrados y sinembargo su intervención es desconocida para el resto de habitantes de la ciudad siniestra son  por ejemplo el famoso robo de las 3 naves insignia realizado por el duque Sliscus; la fuga y supervivrncia del barón Sathonyx durante los primeros días tras ser declarado proscrito o el resurgimiento de la propia Dama Malys, repudiada por Vect y ayudada por los Titiriteros del dolor, en quienes encontró un trampolín para resurgir y fundar su propia cábala. Los Titiriteros del dolor están infiltrados en ltodos los sectores de la sociedad Cormorrihta, cábalas, cónclaves y cultos, es por esto que en contadas ocasiones puede verse a  grandes personajes enfundados en armaduras de los Titiriteros del dolor.






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